----< aquello que no sobrevivió al incendio >----
La memoria
popular nunca cuenta historias limpias,
no hay memorias puras y
diáfanas.
No hay memoria propia.
La memoria siempre es sucia, siempre es
impura, siempre es un collage.
En la memoria de los pueblos colonizados
encontramos numerosos fragmentos de lo que en un determinado momento
fue roto y que ya no puede ser reconstituido en su unidad originaria.
Así pues, la clave de toda memoria al servicio de la emancipación
está
en saber cómo vivir lo perdido, con qué nivel de pérdida podemos vivir.
Hay pérdidas radicales de las que nada se puede recuperar y, sin
embargo,
la vida continua y debemos encontrar mecanismos para hacer
presente de algún modo esa pérdida.
Podemos recuperar algunos objetos de
una casa incendiada,
incluso reconstruir la casa, pero hay cosas que no
podremos jamás remplazar porque son únicas, porque manteníamos con
ellas una relación única.
Y hay que vivir con esa pérdida,
con esa deuda
que ya no podemos pagar.
La memoria colectiva de los pueblos
colonizados
busca maneras de señalar y
vivir aquello que no sobrevivió
al incendio.
(Achille Mbembe)